La obesidad
infantil en Estados Unidos se ha convertido en una epidemia incontrolable. Se estima que uno de cada cinco niños
hispanos tiene diabetes.
Existen muchos factores que causan obesidad
infantil y el primero y el más importante es la ignorancia. Como dice el viejo
refrán: “la que cocina, asesina”. Tristemente las mamas suelen ser las
culpables de que sus hijos tengan sobre peso y diabetes ya que no saben acerca
de nutrición y le dan a sus hijos comidas altas en azúcar, grasa y calorías.
La mayoría
de los papas tienen un concepto equivocado que depravar a sus hijos de postres
y dulces es cruel y les hará infeliz. Lo que estas mamas y papas no tienen en
cuenta es que cuando esa niña crezca y tenga sobrepeso será infeliz y tendrá
problemas de autoestima. ¿Qué es mejor, unos cuantos berrinches hoy o un adulto
deprimido y enfermo mañana?
A la hora de
ayudar a un menor de edad a bajar de peso, se tiene que tener en cuenta que el
gobierno americano tiene prohibido poner a dieta a un menor. En realidad no se trata de darle de
comer menos al niño, simplemente se trata de eliminar la comida que le está
haciendo subir de peso.
Existen dos
reglas doradas para ayudar a un menor de edad a adelgazar sin ponerlo a dieta:
Primero, el
niño(a) solo debería beber agua pura. Nada de jugos ni sodas ya que estos
tienen mucha azúcar y calorías innecesarias que se acumulan como grasa.
Segundo, nada de cereales. El cereal es altísimo en carbohidratos y azúcar y está
demostrado que niños que desayunan proteínas como el yogurt o el huevo por la
mañana tienden a ser más delgados y tener más energía que los niños que solo
desayunan cereales.
No es
necesario privar a sus hijos de una pizza o un postre siempre y cuando sea una
ocasión especial, como por ejemplo cada sábado o una fiesta. Pero si usted
tiene hijos con sobrepeso no se puede permitir el lujo de mantener soda, cereal
y galletas en la casa ya que estas comidas no aportan nada de nutrientes, son
un gasto innecesario y además están contribuyendo al sobrepeso de su familia.